lunes, 11 de junio de 2012

pasos en falso

De pequeña quería ser funambulista.
Cada mañana, de camino al colegio, desafiaba a la gravedad desde los bordillos de las aceras.
Los brazos en cruz, un pie delante de otro, primero despacio y luego más rápido.
De reojo miraba los siete centímetros que la separaban del precipicio de la calzada.
Un paso en falso, un fracaso. Rabia y vuelta a empezar.
Pasó el tiempo y se hizo grande. Otros planes ocuparon sus sueños.
Sin embargo siempre jugó a ser funambulista, a escapar a la caída.
Caminando en el borde, manteniendo el equilibrio.
Los brazos en cruz, un pie delante de otro.
Rozando el vacío de su existencia.

martes, 21 de febrero de 2012

Amarillo

Leo despacio, imaginando cada palabra, cada sentido de cada palabra.
Leo despacio, pero mi pulso late deprisa.
Leo despacio y enfadada. Enfadada por haber vuelto a llegar tarde.
Porque siempre descubro tarde. Porque ya estás muerto.
Leo despacio, y entiendo tus pensamientos muchos años después de haberse producido.
De haberlos reflexionado. De haberlos escrito. Borrado, y escrito otra vez.
Añoro tu juventud, que nunca fue la mía. Añoro tu vida y te añoro a tí, sin conocerte.
Añoro a tu amigo, también muerto, también escritor.
Pienso en Amarillo. 
Sobre todo pienso en que he vuelto a llegar tarde.

lunes, 16 de enero de 2012

Prado

El dolor de la espalda le despertó. El dolor y el frío.
¿Frío? no recordaba nada. 
Tumbado boca arriba, miraba, trataba de entender. 
No reconocía el techo, el suelo era piedra, y ahora también sus músculos y su cuello. 
Contracturas que daban mordiscos. 
Se puso de rodillas con dificultad, buscó a su alrededor...
pensó que no podía ser... - no puede ser- dijo.
pensó que no tenía ningún sentido - es absurdo - susurró.
Se incorporó, y giró sobre sí mismo. 
Una vuelta con los ojos bien abiertos, dos vueltas tropezándose, sin creer.
Tres vueltas con dolor, frío y terror en la espalda.
Entonces sí, reconoció el enorme suelo circular, bajo una gran bóveda circular.
Y reconoció las columnas, y el pasillo infinito. Ahora en tinieblas.

Durante un segundo el silencio se apoderó de su pulso.
Un segundo después no escuchó más silencio.
Escuchó sus pasos, cada vez más rápidos.
Escuchó voces, una melodía de fantasmas.
¿Detrás de las paredes? no, detrás de los cuadros.
Grandes ventanas de otro tiempo.
Personas de otro tiempo, ¿extendían sus manos lánguidas?
sfumatas, delicadas y blancas.
Mujeres grandes con pechos pequeños. Niños envejecidos.
Deformes, enanos, enfermos.
- No puede ser. Y corrió.
Bajó unas escaleras. Y corrió.
Encontró una sala negra con miradas negras. Fuego, cantos rituales, sangre.
Y más sangre.
Y corrió...
De repente aire helado, fresco, una luz pequeña, opaca, azul, gris.
¡Una salida! una salida.
Atravesó la puerta, respiró hondo. Invierno y color de amanecer en Madrid.
Ruido de motores, olor a polvo. Olor a realidad.
Respiró hondo otra vez, y una vez más.
Se arregló la chaqueta y escuchó otra vez sus pasos. Ahora tranquilos, cansados, temblorosos.
A salvo, se encaminó hacia el Paseo.




domingo, 15 de enero de 2012

ojos

Caminaba rápido, mirando sus zapatos
rojos, sucios, rozados, veloces, las manos en los bolsillos.
Subió al tren de un salto.
Un paso torpe. Demasiado largo, demasiado forzado.
Se sentó en seguida, sin buscar, sin mirar.
Porque sabía que estaban allí esperándola, porque en seguida empezó a sentirlos.
Empezó a notar los ojos.
¿Qué ojos? Todos.
Ojos pequeños y agudos, ojos grandes, silenciosos, agresivos, despistados.
Sentía cómo se clavaban en su cuello y en su espalda.
En el gesto de su mano, en sus labios.
Ojos incisivos, ojos críticos, fijos.
Penetraban en su nuca, en sus dedos, a veces en sus ojos también.
- Me quedaré muy quieta - pensó - así los ojos se irán.
Se encogió por dentro. Se acurrucó muy concentrada.
Dejó de existir un poquito, unos minutos quizás. Muchos minutos.
Las luces de la noche iluminaban su cuerpo a través de la ventana, sin tocarla.
Hasta que una voz de mujer anunció su estación.
Final del recorrido. Final del trance.
Un movimiento desesperado la hizo girar. Adiós a la rigidez.
Adiós a los ojos. Estaba sola en el vagón. Adiós a los ojos.
Adiós.