jueves, 7 de noviembre de 2013

Suspendido en el aire

Cuando entré en la habitación tú ya no estabas.
Sin embargo tu olor permanecía,
suspendido en el aire, impregnando los muebles,
cubriéndolos de aceite tuyo,
que manchaba mis manos, que ensuciaba mi pelo.
Una tela pesada asfixiando mi cuerpo.

Me lavé muchas veces con jabón de canela,
aguardiente de flores, con labios de otros besos.
Pero ahí estabas, seguías,
me seguía tu sueño.

Te borré de mis ojos, me olvidé de tu pelo,
de tus dedos, tu nuca, de tus piernas, de ti.
Pero ahí estabas, seguías,
ensuciándolo todo,
prendido de mis sueños.

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