jueves, 15 de diciembre de 2011

patchwork de altura

Un patchwork infinito, eso vio.
Un patchwork infinito de colores tierra, y verdes y grises.
Cosida por miles de mujeres, de hombres, de bueyes, de máquinas.
Cosida durante años que se hicieron décadas, que se hicieron siglos que fueron milenios.
No sintió vértigo, no todavía, una ventana de vidrio que parecía plástico le separaba de la caída.
Un plástico y 20.000 pies.
Pero la gran puerta abrió, y dio paso al viento, a la nausea, al temible fin .
Ya era tarde para echarse atrás. La mochila pesaba en su espalda.
El descenso sería rápido.
El viento deformaría su expresión de miedo.
Sólo una puerta abierta y un terror intestinal le separaban de la colcha milenaria.

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