jueves, 6 de febrero de 2014

Infraleve

Parpadeo
y la última palabra de su libro resuena en mis oídos, como si hubiese sido recitada.
"detiene" dice, "se detiene". "El espacio se detiene".
Imagino su voz ronca, de mujer fumadora, leyendo para sí. Satisfecha.
Y me dejo mecer en su palabra.
En su voz desconocida, falsa. En su voz sabia y aguda.
Me detengo en el espacio que ha creado para mí.

Parpadeo otra vez,
y el aire que remueven mis pestañas me desplaza a unos segundos del presente.
Entonces puedo escuchar en mi cabeza el eco de mi voz sin pronunciar.
Su palabra en mi cabeza, en mis ojos.
Y repito "se detiene". Y me detengo.
En su espacio detenido. En mi tiempo fijo.
En el libro que acaba de terminar.




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